En los últimos años, a partir de las diferentes transformaciones socioculturales, así como la crisis consecuencia del COVID 19, parece ser que mundo ha logrado un mayor entendimiento sobre la importancia de atender la salud mental. Es que el dolor psíquico, puede ser igual o incluso más inhabilitante que el sufrimiento físico, cuando el mismo no es escuchado y abordado con acompañamiento profesional. Así como una persona que se encuentra con una lesión en su pierna tiene gran dificultad para caminar, alguien que se encuentra con una angustia que lo inunda a diario se topa con un enorme muro para poder enfrentar sus actividades del cotidiano. A lo largo de la historia de la humanidad, las problemáticas de salud mental han sido cargadas de estigma, discriminación, y etiquetas tales como “loca” o “psiquiátrico”, lo que ha generado grandes barreras para que podamos hablar sobre el tema.
Frases tales como “yo no estoy loca como para ir al psiquiatra”, o “el psicólogo es para los enfermos mentales”, se han escuchado con frecuencia en nuestra sociedad a lo largo de los años, y han sido parte de una construcción social que no ha hecho más que profundizar heridas que no han sido tratadas. Situaciones cargadas de angustia, traumas, duelos, que se fueron barriendo debajo de la alfombra, cuando deberían haberse puesto arriba de la mesa para poder encontrar un modo distinto de transitarlo. Y es allí, donde también tiene lugar la famosa frase “ahogar las penas en un bar”, en donde se recurre al alcohol para ahogar la pena, porque probablemente muchos no saben qué hacer con ella.
Sin embargo, como mencionaba al principio, las crisis tras los años de pandemia por COVID19, entre otros fenómenos sociales, han evidenciado la necesidad de que las personas puedan hablar sobre sus emociones, abordar aquello que duele, aunque no se vea ni se puede localizar en una parte del cuerpo.
En los últimos años, como profesional de la salud mental he visto un crecimiento importante en la demanda de atención, por lo que considero que existe una mayor conciencia de la necesidad de acudir a tratamiento para abordar diferentes padecimientos psíquicos, y progresivamente se han podido derribar barreras generadas por las etiquetas que rodean la salud mental.
Es fundamental entender la importancia de escuchar nuestro dolor, pero también que alguien nos escuche, con humanidad y profesionalismo, que nos acompañen a conocernos y comprendernos y así ampliar la capacidad para tomar decisiones sobre nuestra vida, pudiendo hacer algo distinto con lo que nos ha ocurrido.
Es un compromiso de todos, continuar derribando muros para encontrarnos entre nosotros y con nosotros mismos.
Psicóloga Patricia Puigdevall.